Por Gustavo Sterger
El sueño de SergioDaniel Urribarri de ser el presidente de los argentinos no está lejos, el
tiempo se pasa rápido. Pero en política, no todo es como pensamos, dos años es
una eternidad. O alguien recuerda si dos años antes del 2003: ¿alguien sabía o conocía
algo del ex presidente Néstor Kirchner? Nadie sabe lo que puede suceder, pero
analizando los resultados obtenidos a lo largo de este tiempo, la
presidenciabilidad del gobernador es un tema prácticamente saldado en la
provincia, nadie discute ni cuestiona las verdaderas chances presidenciales del
Pato. El sueño entrerriano, o el sueño del entrerriano está, ni muy cerca ni
muy lejos…pero está.
Nunca, después de
Justo José de Urquiza, gran impulsor de la organización nacional y primer
presidente constitucional de los argentinos, se habló y ni siquiera se pensó en la posibilidad de que un gobernador de nuestra provincia pudiese tener una proyección a nivel nacional de esta índole.
Y es que quizás la provincia nunca tuvo un gobernador tan vinculado a los
gobiernos nacionales. Pero claro, todavía falta mucho.
Urribarri sueña con ser el sucesor de Cristina Fernandez |
Su carrera politica comenzó hace 28 años. En 1985 fue elegido intendente de la localidad
de General Campos. Entre 1991 y 2003 fue
tres veces diputado provincial. En 2003 se desempeñó como Presidente de
la Comisión Administradora para el Fondo Especial de Salto Grande. En 2004 fue
designado ministro de Gobierno de la provincia, por el entonces gobernador
Jorge Pedro Busti. El 18 de marzo de 2007 resultó electo gobernador de la
Provincia de Entre Ríos, por el Frente Justicialista para la Victoria, liderado
nacionalmente por el entonces presidente Néstor Kirchner. Venció con el 47,02%
de los votos, superando al candidato de la Unión Cívica Radical, Gustavo
Cusinato, quien alcanzó el 20%. En 2011 fue reelecto al imponerse en las
elecciones del 23 octubre con más del 55% de los votos, obteniendo una amplia
ventaja sobre el candidato del Frente progresista Cívico y Social, Atilio
Benedetti (18,80%), y sobre el ex gobernador Jorge Busti, referente del Frente
Entrerriano Federal que quedó tercero con el 18,20%.
Así, Urribarri comenzó
a gestar su sueño, constituyéndose como el
líder indiscutido del Frente para la Victoria en nuestra provincia, tejiendo
lazos inquebrantables con el gobierno nacional. Quizás los propósitos que tenía
el “pato” hace 28 años no son los mismos de hoy. Quizás no hubiera ni siquiera
imaginado la oportunidad que le brinda el contexto político que se vive en
el país. Pero ahí está expectante sin querer despertarse.
Este año, el “kirchnerismo
entrerriano” tuvo dos test importantes
para comenzar a delimitar ese sueño. Las PASO, fueron el primer test electoral
al que “el sueño entrerriano” fue sometido. Los resultados no fueron tan
favorables como los esperados, pero ante
el dramático mapa de resultados del kirchnerismo a nivel nacional, se lo tomó
como un triunfo. El triunfo es, si se quiere, al interior del kirchnerismo a
nivel nacional. Es un triunfo menor, comparable a los de Tucumán, Chaco o Río
Negro. Fue un triunfo menor de lo
esperado, pero triunfo al fin. Y esto, en un mapa de derrotas mayores de las
esperadas.
El segundo test
fueron las elecciones legislativas, donde el resultado refleja que el
oficialismo provincial logró una holgada victoria, superando por más de 20
puntos a la Alianza Unión Por Entre Ríos y dejando en tercer lugar a una UCR
que nunca encontró la forma de llegar al
electorado. Y en este segundo test, el
armado comunicacional conformó una de las claves en las intenciones de avanzar hacia un proyecto nacional. La imagen del gobernador lo fue todo. La idea de
campaña era reforzar la imagen del gobernador, y lo logró. “Vota a Urribarri” rezaban algunos, por no decir todos,
los afiches de campaña. El mismo gobernador en los spots nos decía que no quería
hablar de él, pero nos pedía seguir apoyando su “sueño entrerriano” para seguir sirviendo
al país.
Fue uno de los
pocos que pudo regalarle a la “Rosada” un triunfo de mucha importancia por la
diferencia lograda, en el marco de una derrota que el mismo oficialismo no ve
como tal. Sus candidatos tanto en senadores como en diputados tuvieron destacadas
performances. Pedro Guastavino, logró el 46,24%, seguido por la Alianza
Unión por Entre Ríos con 25,70%, mientras que en tercer lugar quedó la Unión
Cívica Radical con el 19,81% de los votos. Mientras que en diputados
nacionales, el escenario no varió demasiado: la principal lista del FPV,
encabezada por el ministro de Educación Provincial, José Lauritto, también ganó
con el 46,61% seguido por Unión Por Entre Ríos,y en tercer lugar la
UCR.
Siempre fiel al
modelo, y cuidando sus palabras a la hora de hablar del 2015, el oriundo de
Arroyo Barú sabe que lo miran con buenos ojos desde Buenos Aires. Si hasta se
habló de una posible mudanza del primer mandatario provincial a la Jefatura de
Gabinete, que lo posicionaría y lo haría
visible en todo el territorio nacional. Es que el “pato” entró en el corazón de los Kirchner cuando
jugó fuerte a favor de la Casa Rosada en el año 2008 durante el conflicto
agrario por las retenciones móviles, mientras buena parte de su provincia se
prendía fuego en las rutas.
El peronismo se encuentra en un proceso de reacomodamiento a nivel
nacional. Los diferentes escenarios provinciales imponen salidas “por arriba” a
los líderes, lo que es una manera natural de ordenamiento. Desde Cobos en la
UCR, hasta De la Sota, Scioli, Urutubey o Capitanich, todos buscarán un
lugar lo más cercano posible al sillón de Rivadavia en 2015, y entonces “el sueño entrerriano” -que tanto anhela quien maneja los hilos de
nuestra provincia- es también el bonaerense, el salteño o el chaqueño.
A pesar de los
triunfos en la provincia y de la imagen positiva que tiene “puertas adentro” el
actual gobernador de la provincia corre un poco en desventaja. Según una encuesta del especialista
Ricardo Rouvier, arranca atrás de sus competidores. Sobre el total de 1200 encuestados alrededor
de todo el país, el 90,4% de los encuestados no conoce al mandatario de Entre
Ríos, el 7,5 por ciento solo admite conocerlo y el 2,1% no sabe o prefiere no
responder.
Entonces, en el grupo de gobernadores con tendencia oficialista deberán decidir en
conjunto diversas cuestiones y esperar que levanten el pulgar desde la “Rosada”.
En primera instancia deberán decidir si permanecen en unidad bajo el paraguas
kirchnerista; segundo, aceptar que sea Cristina Kirchner quien designe al
candidato de la fracción, siendo ella el poder saliente; en tercer lugar, esa
elección de Cristina deberá ser Urribarri;
y, por último, deberán aceptar la designación de Urribarri como candidato.
Cuatro condiciones muy lejanas, no imposibles, pero tampoco cosas muy “a la
mano”. Y luego de esas 4 condiciones, se debe ganar. Todo eso pensando hipotéticamente
que el sueño entrerriano dejó de ser propiamente un sueño para convertirse en
realidad.
No es nada fácil,
el sueño está ahí, en cada mañana. No es descabellado pensar que Urribarri tiene
chances presidencialistas, pero también se entiende que falta mucho tiempo y
que en política dos años es mucho, pero no creo que esto le quite el sueño.
"Si Cristina me
pide ser candidato a presidente, sería el más feliz del mundo", aseguró en
declaraciones televisivas, dando relativa entidad a los trascendidos. Pero
luego declaró sin apresurarse: "Donde me ponga el proyecto, o donde diga
Cristina Kirchner que esté, voy a estar."
El sueño entrerriano
ya no es en tanto un sueño, el país mira de reojo a la provincia. O mejor
dicho, miran a nuestro gobernador como uno de los posibles candidatos a suceder
a Cristina Fernández. Entonces, ¿el sueño de los entrerrianos sigue siendo de
todos los entrerrianos? ¿O es el sueño de un entrerriano? Lo que soñaba Sergio Daniel Urribarri se
empieza a convertir en realidad. Solo resta esperar cómo el escenario político se
reorganiza para afirmar que los sueños pueden convertirse en realidad. Soñar no
cuesta nada.