viernes, 15 de noviembre de 2013

Expectante, para no despertarse


Por Gustavo Sterger
    
   El sueño de SergioDaniel Urribarri de ser el presidente de los argentinos no está lejos, el tiempo se pasa rápido. Pero en política, no todo es como pensamos, dos años es una eternidad. O alguien recuerda si dos años antes del 2003: ¿alguien sabía o conocía algo del ex presidente Néstor Kirchner? Nadie sabe lo que puede suceder, pero analizando los resultados obtenidos a lo largo de este tiempo, la presidenciabilidad del gobernador es un tema prácticamente saldado en la provincia, nadie discute ni cuestiona las verdaderas chances presidenciales del Pato. El sueño entrerriano, o el sueño del entrerriano está, ni muy cerca ni muy lejos…pero está.
   Nunca, después de Justo José de Urquiza, gran impulsor de la organización nacional y primer presidente constitucional de los argentinos, se habló y ni siquiera se pensó en la posibilidad de que un gobernador de nuestra provincia  pudiese tener  una proyección a nivel nacional de esta índole. Y es que quizás la provincia nunca tuvo un gobernador tan vinculado a los gobiernos nacionales. Pero claro, todavía falta mucho.
Urribarri sueña con ser el sucesor de Cristina Fernandez
  Su carrera politica comenzó hace 28 años. En 1985 fue elegido intendente de la localidad de General Campos.  Entre 1991 y 2003 fue tres veces diputado provincial. En 2003 se desempeñó como Presidente de la Comisión Administradora para el Fondo Especial de Salto Grande. En 2004 fue designado ministro de Gobierno de la provincia, por el entonces gobernador Jorge Pedro Busti. El 18 de marzo de 2007 resultó electo gobernador de la Provincia de Entre Ríos, por el Frente Justicialista para la Victoria, liderado nacionalmente por el entonces presidente Néstor Kirchner. Venció con el 47,02% de los votos, superando al candidato de la Unión Cívica Radical, Gustavo Cusinato, quien alcanzó el 20%. En 2011 fue reelecto al imponerse en las elecciones del 23 octubre con más del 55% de los votos, obteniendo una amplia ventaja sobre el candidato del Frente progresista Cívico y Social, Atilio Benedetti (18,80%), y sobre el ex gobernador Jorge Busti, referente del Frente Entrerriano Federal que quedó tercero con el 18,20%.  
   Así, Urribarri comenzó a gestar su sueño, constituyéndose como el líder indiscutido del Frente para la Victoria en nuestra provincia, tejiendo lazos inquebrantables con el gobierno nacional. Quizás los propósitos que tenía el “pato” hace 28 años no son los mismos de hoy. Quizás no hubiera ni siquiera imaginado la oportunidad que le brinda el contexto político que se vive en el país. Pero ahí está expectante sin querer despertarse.
   Este año, el “kirchnerismo entrerriano”  tuvo dos test importantes para comenzar a delimitar ese sueño. Las PASO, fueron el primer test electoral al que “el sueño entrerriano” fue sometido. Los resultados no fueron tan favorables como los esperados, pero  ante el dramático mapa de resultados del kirchnerismo a nivel nacional, se lo tomó como un triunfo. El triunfo es, si se quiere, al interior del kirchnerismo a nivel nacional. Es un triunfo menor, comparable a los de Tucumán, Chaco o Río Negro.  Fue un triunfo menor de lo esperado, pero triunfo al fin. Y esto, en un mapa de derrotas mayores de las esperadas.
   El segundo test fueron las elecciones legislativas, donde el resultado refleja que el oficialismo provincial logró una holgada victoria, superando por más de 20 puntos a la Alianza Unión Por Entre Ríos y dejando en tercer lugar a una UCR que nunca  encontró la forma de llegar al electorado.  Y en este segundo test, el armado comunicacional conformó una de las claves en las intenciones de avanzar hacia un proyecto nacional. La imagen del gobernador lo fue todo. La idea de campaña era reforzar la imagen del gobernador, y lo logró. “Vota  a Urribarri” rezaban algunos, por no decir todos, los afiches de campaña. El mismo gobernador en los spots nos decía que no quería hablar de él, pero nos pedía seguir apoyando  su “sueño entrerriano” para seguir sirviendo al país.
   Fue uno de los pocos que pudo regalarle a la “Rosada” un triunfo de mucha importancia por la diferencia lograda, en el marco de una derrota que el mismo oficialismo no ve como tal. Sus candidatos tanto en senadores como en diputados tuvieron destacadas performances. Pedro Guastavino,  logró el 46,24%, seguido por la Alianza Unión por Entre Ríos con 25,70%, mientras que en tercer lugar quedó la Unión Cívica Radical con el 19,81% de los votos. Mientras que en diputados nacionales, el escenario no varió demasiado: la principal lista del FPV, encabezada por el ministro de Educación Provincial, José Lauritto, también ganó con el 46,61% seguido por Unión Por Entre Ríos,y en tercer lugar la UCR.
    Siempre fiel al modelo, y cuidando sus palabras a la hora de hablar del 2015, el oriundo de Arroyo Barú sabe que lo miran con buenos ojos desde Buenos Aires. Si hasta se habló de una posible mudanza del primer mandatario provincial a la Jefatura de Gabinete,  que lo posicionaría y lo haría visible en todo el territorio nacional. Es que el “pato”  entró en el corazón de los Kirchner cuando jugó fuerte a favor de la Casa Rosada en el año 2008 durante el conflicto agrario por las retenciones móviles, mientras buena parte de su provincia se prendía fuego en las rutas.
   El peronismo  se encuentra  en un proceso de reacomodamiento a nivel nacional. Los diferentes escenarios provinciales imponen salidas “por arriba” a los líderes, lo que es una manera natural de ordenamiento. Desde Cobos en la UCR, hasta De la Sota, Scioli, Urutubey o Capitanich, todos buscarán un lugar lo más cercano posible al sillón de Rivadavia en 2015, y entonces “el sueño entrerriano” -que tanto anhela quien maneja los hilos de nuestra provincia- es también el bonaerense, el salteño o el chaqueño.
   A pesar de los triunfos en la provincia y de la imagen positiva que tiene “puertas adentro” el actual gobernador de la provincia corre un poco en desventaja. Según una encuesta del especialista  Ricardo Rouvier,  arranca atrás de sus competidores.  Sobre el total de 1200 encuestados alrededor de todo el país, el 90,4% de los encuestados no conoce al mandatario de Entre Ríos, el 7,5 por ciento solo admite conocerlo y el 2,1% no sabe o prefiere no responder.
   Entonces, en el grupo de gobernadores con tendencia oficialista deberán decidir en conjunto diversas cuestiones y esperar que levanten el pulgar desde la “Rosada”. En primera instancia deberán decidir si permanecen en unidad bajo el paraguas kirchnerista; segundo, aceptar que sea Cristina Kirchner quien designe al candidato de la fracción, siendo ella el poder saliente; en tercer lugar, esa elección de Cristina deberá ser Urribarri;  y, por último, deberán aceptar la designación de Urribarri como candidato. Cuatro condiciones muy lejanas, no imposibles, pero tampoco cosas muy “a la mano”. Y luego de esas 4 condiciones, se debe ganar. Todo eso pensando hipotéticamente que el sueño entrerriano dejó de ser propiamente un sueño para convertirse en realidad.
   No es nada fácil, el sueño está ahí, en cada mañana. No es descabellado pensar que Urribarri tiene chances presidencialistas, pero también se entiende que falta mucho tiempo y que en política dos años es mucho, pero no creo que esto le quite el sueño.
   "Si Cristina me pide ser candidato a presidente, sería el más feliz del mundo", aseguró en declaraciones televisivas, dando relativa entidad a los trascendidos. Pero luego declaró sin apresurarse: "Donde me ponga el proyecto, o donde diga Cristina Kirchner que esté, voy a estar."
   El sueño  entrerriano  ya no es en tanto un sueño, el país mira de reojo a la provincia. O mejor dicho, miran a nuestro gobernador como uno de los posibles candidatos a suceder a Cristina Fernández. Entonces, ¿el sueño de los entrerrianos sigue siendo de todos los entrerrianos? ¿O es el sueño de un entrerriano?  Lo que soñaba Sergio Daniel Urribarri se empieza a convertir en realidad. Solo resta esperar cómo el escenario político se reorganiza para afirmar que los sueños pueden convertirse en realidad. Soñar no cuesta nada.

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